domingo, 25 de noviembre de 2007

La magia de los objetos cotidianos


Gamal Michelen
miembro ADCA-AICA
Al contemplar la obra de Jorge Checo nos exponemos a una pintura de
excelente facturación respecto de su limpieza, la perfección de los objetos representados
y el cuidado de la volumetría de las cosa; pero sobre todo, llama nuestra atención
la preocupación del artista por la composición de los elementos que
componen el cuadro.
Objetos de uso cotidiano cobran un valor especial y se convierten en el pretexto
idóneo, cuando Checo los ubica de forma creativa dentro del lienzo con una libertad
osada, pero a su vez sin trastornar el sentido de la armonía y el equilibrio, que hace
que la obra produzca un deleita emocional en el que la contempla.
Parece como si produjera una especie de complicidad entre las frutes, tubérculos, envases,
mantos y canastas para engendrar una verdadera obra de arte, ensambla con motivos
tan sencillos y cotidianos como una torta truncada de casabe.
De hecho esta temática nos hace observar una pintura rabiosamente dominicana,
donde el artista es afectado por lo que nos rodea a diario, mostrando así una
sencibilidad ante estas cosas que vemos comúnmente pero que de repente cobran
un valor especial en estos lienzos.
El pintor pretende estimular en nosotros la valoración de lo que tenemos, haciéndonos
reinterpretar el mundo de las cosas que nos circundan y asignándole un significado
especial.
En la pintura de este artista percibimos una deificación especial en la combinación
armónica de tres elementos: las lineas, que dan sentido de dirección, las masas,
que dan sentido de equilibrio en su relación unas con otras y los tonos, que se refieren
a la mayor o menor luminosidad de los objetos representados; respecto de esta
ultima podemos destacar el cuidado que tiene con la luz, entendiendo que es parte
fundamental de una obra bien estructurada.

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